Conmemoración del Centésimo Nonagésimo Séptimo aniversario de la Batalla de Carabobo
El 24 de junio del 2018, se conmemoró en
la ciudad de Mérida – Venezuela el Centésimo Nonagésimo Séptimo aniversario de
la Batalla de Carabobo, clarín de gloria que todavía hoy día resuena en el
suelo patrio; advirtiéndonos que ayer, hoy y siempre Venezuela decidió ser
libre ante cualquier intento de esclavitud por parte de alguna potencia extranjera.
En el caso particular de nuestra ciudad,
la actividad se llevó a cabo en la plaza La Columna considerada el primer
monumento erigido en honor al Libertador Simón Bolívar el 17 de diciembre de 1842, a propósito de
los actos conmemorativos a la repatriación de sus restos inmortales traídos desde
Santa Marta. La misma fue erigida en el sitio anteriormente conocido la
plazuela de Mucujún.
El acto contó con la presencia del G/D
(GNB) Oscar Méndez López, comandante de la Zona Integral de Defensa del Estado
Bolivariano de Mérida, el G/B (EJNB) Juan Erasmo Valero Centeno y el MSc.
Richard José Lobo Sivoli miembro de la Sociedad Divulgadora de la Historia
Militar de Venezuela.
La particularidad de esta actividad fue
el conversatorio que se desarrolló sobre esta magna fecha para el pueblo
venezolano, haciendo un ejercicio de análisis que deleitó a las y los presentes
en el acto. Además se leyó el parte de Carabobo el cual dejo a continuación.
Al Excelentísimo señor Vicepresidente de
Colombia.
Ayer se ha confirmado con una espléndida
victoria el nacimiento político de la República de Colombia.
Reunidas las divisiones del Ejército
Libertador en los campos de Tinaquillo el 23, marchamos ayer por la mañana
sobre el Cuartel General enemigo situado en Carabobo, en el orden siguiente: La
primera división, compuesta del bravo batallón Británico, del Bravo de Apure y
1.500 caballos a las órdenes del señor general Páez. La segunda, compuesta de
la segunda brigada de La Guardia con los batallones Tiradores, Boyacá y Vargas,
y el Escuadrón Sagrado que manda el impertérrito coronel Aramendi a las órdenes
del señor general Cedeño. La tercera, compuesta de la primera brigada de La
Guardia con los batallones Rifles, Granaderos, Vencedor de Boyacá, Anzoátegui y
el regimiento de caballería del intrépido coronel Rondón, a las órdenes del
señor coronel Plaza.
Nuestra marcha por los montes y
desfiladeros que nos separaban del campo enemigo fue rápida y ordenada. A las
11 de la mañana desfilamos por nuestra izquierda al frente del ejército enemigo
bajo sus fuegos; atravesamos un riachuelo, que sólo daba frente para un hombre,
a presencia de un ejército que bien colocado en una altura inaccesible y plana,
nos dominaba y nos cruzaba con todos sus fuegos.
EL bizarro general Páez a la cabeza de
los dos batallones de su división y del regimiento de caballería del valiente
coronel Muñoz, marchó con tal intrepidez sobre la derecha del enemigo que en
media hora todo él fue envuelto y cortado. Nada hará jamás bastante honor al
valor de estas tropas. El batallón Británico mandado por el benemérito coronel
Farriar pudo aún distinguirse entre tantos valientes y tuvo una gran pérdida de
oficiales.
La conducta del general Páez en la
última y en la más gloriosa victoria de Colombia lo ha hecho acreedor al último
rango en la milicia, y yo, en nombre del Congreso, le he ofrecido en el campo
de batalla el empleo de General en Jefe de ejército.
De la segunda división no entró en
acción más que una parte del batallón de Tiradores de La Guardia que manda el
benemérito comandante Heras . Pero su general, desesperado de no poder entrar
en la batalla con toda su división por los obstáculos del terreno, dio solo
contra una masa de infantería y murió en medio de ella del modo heroico que
merecía terminar la noble carrera del bravo de los bravos de Colombia. La
República ha perdido en el general Cedeño un grande apoyo en paz o en guerra;
ninguno más valiente que él, ninguno más obediente al Gobierno. Yo recomiendo
las cenizas de este General al Congreso Soberano para que se le tributen los
honores de un triunfo solemne. Igual dolor sufre la República con la muerte del
intrepidísimo coronel Plaza que, lleno de un entusiasmo sin ejemplo, se
precipitó sobre un batallón enemigo a rendirlo. El coronel Plaza es acreedor a
las lágrimas de Colombia y a que el Congreso le conceda los honores de un
heroísmo eminente.
Disperso el ejército enemigo, el ardor
de nuestros jefes y oficiales en perseguirlo fue tal que tuvimos una gran
pérdida en esta alta clase del ejército. El boletín dará el nombre de estos
ilustres.
El ejército español pasaba de seis mil
hombres, compuesto de todo lo mejor de las expediciones pacificadoras. Este
ejército ha dejado de serlo. Cuatrocientos hombres habrán entrado hoy a Puerto
Cabello.
El Ejército Libertador tenía igual
fuerza que el enemigo, pero no más que una quinta parte de él ha decidido la
batalla. Nuestra pérdida no es sino dolorosa: apenas 200 muertos y heridos.
El coronel Rangel, que hizo como siempre
prodigios, ha marchado hoy a establecer la línea contra Puerto Cabello.
Acepte el Congreso Soberano en nombre de
los bravos que tengo la honra de mandar, el homenaje de un ejército rendido, el
más grande y más hermoso que ha hecho armas en Colombia en un campo de batalla.
Tengo el honor de ser con la más alta
consideración, de V. E. atento, humilde servidor.
Valencia, 25 de junio de 1821.
Simón Bolívar.
MEMORIA FOTOGRÁFICA
Monumento La Columna
Autoridades presentes
Autoridades militares presentes
Lectura del Parte de Carabobo
Conversatorio sobre la Batalla de Carabobo
Declaraciones a los medios de comunicación
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